Lenguaje y Geografía

martes, 14 de marzo de 2017

POEMAS SOBRE MI NORMALIDAD






1.
Antes de encerrarse por un tiempo largo
mi madre me contó una historia
intentaba hacerme dormir.

Era sobre una casa llena de escondites
ruidos y polillas que la noche entrega
como un banquete sofisticado
a los que permanecen despiertos.

Una niña recorría la casa
no sabía con quien hablar
no sabía conciliar el sueño.

Mi madre me dijo que la niña se parecía a mí
que también tenía nombre de flor
pero adiviné que en realidad hablaba de ella
como todo lo que se cuenta en voz baja.


La vi sonámbula por su jardín
asustada entre las ramas
meándose sobre el colchón todavía húmedo
de la noche anterior.

Estábamos más cerca que nunca
su cuerpo me envolvía
como un viento o un rezo antiguo
como el sonido de la lluvia sobre el techo.

Al terminar se adormeció a mi lado
pero yo no me entregué al sueño
me sujeté del eco de su voz dulce
estuve callada junto a su cuerpo inmóvil.

Esa noche supe
que a pesar de ser una niña
era del todo libre
porque podía permanecer despierta
en la oscuridad de los rincones.


 2.
Mi hijo llega tarde de la casa de su padre
sujeta en sus manos un auto a control remoto
el refrigerador está vacío y no ha comido
durante el día
ha caído agua del cielo
de manera intermitente
entonces tomo mi abrigo
camino en la oscuridad
en busca de alguna tienda abierta
pero todo está cerrado
como mi estómago
como las puertas de mi casa
para que no me siga el niño
apuro el paso
miro las luces encendidas
en las habitaciones estrechas
escucho personas que se llaman
a través de las paredes
se avisan que la comida está lista
los imagino en torno a una mesa
o haciendo el amor en silencio
para no despertar a los niños
que a esta hora intentan dormir
con los estómagos llenos
y los dientes lavados
un poco aturdidos
por el olor a parafina de las estufas
y el murmullo de los jardines
hidratándose  silenciosamente
la tierra está hinchada y satisfecha
como después de un largo almuerzo
donde todos quedan un poco borrachos
las cosas malas enterradas
en los pequeños jardines
tesoros escondidos entre las raíces
y los huesos que los perros guardan
para las mañanas de aburrimiento
me alejo cada vez más de nuestra casa
es que no puedo llegar con las manos vacías
el niño espera acostado en el suelo
el auto a control remoto gira a su alrededor
el hambre es una forma de tristeza me digo
el niño
no puede padecer
corro
hacia un farol rojo
encendido como la más bella promesa
al fondo de un pasaje
donde los adolescentes toman vino en caja
e improvisan
poemas líquidos que yo quisiera memorizar
mientras espero paciente
los arrollados primavera
la salsa tamarindo
el arroz blanco y tibio
que va a devolvernos la calma
afuera del local de comida china
dos policías vestidos de civiles
también esperan
fuman  y miran sus teléfonos
porque la violencia
sigue sucediendo esta noche
pero de todas formas
las cosas se ven brillantes y limpias.



3.

Despierto de una pesadilla
en la que todo mostraba su piel interna
lo que no desea verse
y pienso en que podría estar lejos
como en un cuento de Carver
tomando un trago seco 
con un amante norteamericano
en el lobby de algún hotel limpio y silencioso
que sólo existe en los pasillos de mi imaginación.

Lo cierto es que no estoy sola
él duerme profundo a mi lado
y hemos hablado de tantas cosas
antes de acostarnos y apagar la luz.

Pongo el televisor sin volumen
él pone la almohada sobre su cara
enrolla sus pies con los míos
dice algo que no entiendo
y sigue roncando despacio

Tomo un cuaderno, garabateo frases
que intentan reconstruir mi pesadilla
sobre el reverso de las cosas
la piel que no se muestra
la vida que ya no espera
en otros hemisferios.


4.

Cuando todavía está oscuro afuera
exprimo naranjas para fortalecer
el sistema inmunológico
mantener nuestras defensas en alto.

Escucho que mi hijo se levanta
busca su ropa y como siempre
hay problemas con los calcetines;
tienen hoyos por donde se escapan sus dedos
ninguno tiene su par.


Cortas el pan, mueles
una palta todavía verde
y tomas café en silencio.

Nos preparamos juntos para  salir a trabajar
el pan se quema sobre el tostador
miro la plantas aún dormidas en el patio
tras los dibujos complejos del rocío.

Grito un par de veces
para que el niño se apure
porque va a llegar pronto el furgón

El  baja los escalones de par en par
falta que se ponga los zapatos
peinarse un poco
guardar la colación en la mochila.

Veo los calcetines de distinto color 
meciéndose en sus pies
mientras termina de comer el pan.

Cruzamos la calle de la mano
su mano pequeña y fría me sujeta fuerte
el viento helado del otoño me hiela el pecho
pero no tengo miedo a resfriarme
por el jugo de naranjas y porque sé
que puedo volver un rato más a la cama
encontrar  el calor  de tu cuerpo
siempre dispuesto a ofrendarse al mío.






 5.

Mientras conduces
pones un disco de Los Ramones
afuera las olas revientan con fuerza
casi chocan con el paseo peatonal
imagino que llegan hasta nosotros 
y mojan los vidrios
como si estuviéramos dentro de una máquina para lavar autos
las ventanas están empañadas
de todas formas logro ver la espuma blanca
vamos a una comida de escritores 
pero no conozco la dirección
no se ve el camino a través del vidrio
sin embargo confío
avanzamos con las luces altas
llevo dentro un ser en gestación
el también flota en la oscuridad
todo lo que me importa está muy cerca
los Ramones cantan repetitivamente
algo sobre el ruido y el amor
la perfección del ruido y el amor
tú vas callado
me gusta imaginarte adolecente
guitarreando canciones que sabías a medias
en esa misma esa playa
que ahora está siendo devorada por las olas
porque la geografía cambia rápido
y estamos juntos
como en una película que hace un gran salto temporal
no tengo miedo de que choquemos
ni de que tomes una dirección equivocada 
como tantas otras veces
y en vez de llegar a la comida de escritores
demos vueltas y vueltas por los cerros de Valparaíso
mientras la marejada se achica a nuestros pies

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